Historia de los Diamantes

El Maravilloso Mundo de los Diamantes

Sin duda la historia de los diamantes es un maravillo mundo digno de definirlo como "el maravillo mundo de los diamantes"; y esto no se entiende sin la comprensión de todos los abatares ocurridos a lo largo de cientos de años. Por ello vamos a profundizar un poco en el desarrollo del sector de los diamantes

Primeros yacimientos diamantes en Sudafrica

En el año 1859 se empezaron a descubrir los primeros diamantes en África del Sur en la confluencia de los ríos Vaal y Orange, en la Colonia de El Cabo. Antes sólo se tenía constancia de diamantes en la India o Brasil. La Colonia del Cabo estaba formada alrededor del Cabo de Buena Esperanza por varios asentamientos holandeses, de los “Boers” ( granjero, en holandés) que habían arrebatado la zona en 1652 a los portugueses, primeros europeos en llegar a África del Sur. A mediados del siglo XVIII, los ingleses desembarcan y se apoderan de la zona, pasando a convertirse en una colonia británica. Hasta esa fecha, la Colonia del Cabo era más una zona de paso para la emigración europea que se dirigía a buscar fortuna a Australia o Nueva Zelanda.

Cabe resaltar, a título informativo, que los primeros diamantes que se empezaron comercializar, y popularizar entre la clase media, se utilizaban en los anillos de pedida, eso ocurrió a principios del siglo XX. Todas estas consideraciones que vamos a ver, demuestran que el maravilloso mundo de los diamantes es una realidad. Baste ver que con anterioridad a los comienzos del siglo XX, los diamantes eran inaccesibles para la clase media, quedando de manera exclusiva en manos de la nobleza y personas con un altísimo poder adquisitivo. Fue el descubrimiento de las minas de Sudáfrica lo que permitió abaratar este deseado mineral.

El maravillo mundo de los diamantes

Historia de los Diamantes en bruto

El hallazgo fortuito por parte del hijo de un granjero en 1865 de un diamante de 21,25 quilates marcó el inicio de la búsqueda masiva de yacimientos diamantíferos en África. Dicho ejemplar, en un principio confundido con un topacio incoloro, fue enviado por barco a Inglaterra. Tras 32 días de viaje, llega a las manos de los joyeros reales “Garrard & Co”, quienes lo examinan y certifican sin lugar a dudas de que se trata de un diamante. Es entonces bautizado con el nombre de “Eureka” y exhibido en la Exposición de París de 1867, causando una enorme repercusión y actuando como llamada a buscadores de diamantes. Cien años después y tras pasar por varios propietarios, el “ Eureka” regresaría a África , donado por la compañía De Beers, al pueblo de África del Sur, donde se exhibe en la actualidad en el Museo de la Mina de Kimberley. Al “Eureka” se le conoce como el primer diamante africano, y no sólo marca el inicio de una nueva era para África del Sur, sino también el primer paso para la transformación del continente africano y una nueva dimensión para el comercio mundial. Todos nuestros anillos de diamantes provienen de fuentes legítimas adheridos a los Acuerdos del Kimberly Process promovidos por la O.N.U.

Al igual que en 1849 se había producido la “fiebre del Oro” en California, empieza la “fiebre del Diamante”. En un primer momento, los buscadores de diamantes venidos principalmente de Europa se concentraban en las excavaciones hechas en la cuenca de los ríos de la zona pero los diamantes encontrados eran siempre de escaso tamaño. En marzo de 1869 otro pastor llamado Booi encuentra un enorme diamante de 83,5 quilates, conocido después como “Estrella de Sud-África”. El descubrimiento de dicho diamante se produjo en una zona alejada de los ríos, en tierra seca, por lo que esto motivó que los buscadores se desplazaran a zonas secas abandonando las excavaciones a pié de río. Poco a poco se fueron encontrando más diamantes, y el número de buscadores creció de forma espectacular. Desde 1865 a 1900 la población residente en la Colonia del Cabo se duplicó hasta alcanzar casi los 400.000 europeos que habían emigrado en busca de la preciada gema.

El maravillo mundo de los diamantes

Fundadores de “The Beers Mining Company”

En 1870 fue descubierta la primera pipe (chimenea) de kimberlita en la granja Koffiefontein . En un principio su explotación fue rudimentaria. A medida que la profundidad de la pipe aumentaba, la explotación se encarecía por lo que los mineros optaban por vender sus derechos a una compañía de explotación. Es también en ese mismo año, que desembarca en suelo africano un joven inglés de 17 años, llamado Cecil John Rhodes siguiendo los pasos de su hermano mayor Herbert, quien trabajaba en una plantación de algodón. Viendo el filón de negocio suministrando hielo a los obreros que trabajaban en las minas, adquiere un carro de bueyes con el dinero obtenido de su segunda cosecha y empieza su andadura empresarial. Su ambición no conocería límites. En 1873 frente al rumor de que la mayor mina de Kimberley ya estaba agotada, adquiere todas las licencias de explotación a precio de saldo, haciéndose rico al encontrar diamantes en capas inferiores. En 1880 funda “The Beers Mining Company” junto a su socio Charles Rudd.

Otro hallazgo digno de mencionar fue el de un diamante de 995,20 quilates, el diamante “Excelsior”, que estuvo en posesión de De Beers durante 33 años a la espera de un comprador.

En la década de 1870 la fiebre del diamante invade toda Africa del Sur con los conflictos que ello conllevaría con el paso de los años. En un principio un promedio de 50.000 hombres africanos emigraban cada año para trabajar en las minas durante un par de meses, regresando a sus tierras con el dinero para comprar ganado o invertir en sus propias cosechas. Otros veían más oportunidades de vida en la mina y terminaban quedándose en la ciudad de Kimberley. En aquél momento las joyas y anillos de diamantes se demandaban en las grandes ciudades como Londres o Paris pues hasta aquél momento era muy difícil tener el poder adquisitivo para poder adquirir joyas con esta piedra preciosa tan valiosa.

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LA MINA DE DIAMANTES KIMBERLEY

En junio de 1871, en la granja De Beers se descubre la mayor pipe de kimberlita : la mina Kimberley, que pasaría a ser rebautizada como el Big Hole de Kimberley, el mayor pozo del mundo excavado por el hombre. Se llegaron a extraer más de 25 millones de toneladas de material, recuperándose 3 toneladas de diamantes. Las cuatro pipes más importantes : Kimberley, De Beers, Du Toit´s Pan y Bultfontein se encontraban alrededor de la ciudad de Kimberley, y pertenecían a tres importantes grupos financieros: De Beers Mine, Kimberley Mine y Compagnie Française des Mines de Diamants du Cap de Bon Espérance. Esas grandes compañías se terminan fusionando en 1888 convirtiéndose en “ De Cecil Rhodes Beers Consolidated Mines “, el monopolio de las minas de diamante.

Posteriormente fueron descubiertas otras minas más alejadas como la mina Wesselton y la mina Premier, famosa esta última por que en su interior hallaron el mayor diamante hasta ahora conocido: el “Cullinan”, bautizado así en honor del propietario de dicha mina; pesó 3.106 quilates. En un panorama cada vez más complejo, se empezaron a extremar las precauciones para evitar el robo y ocultación de los diamantes por parte de los peones africanos que trabajaban en ellas. Los propietarios de las minas en su afán por mantener el precio de la mano de obra lo más barata posible, convencieron a la administración colonial británica a introducir una serie de leyes discriminatorias como la “ley de Paso”, aplicable sólo a los negros, cuyo objetivo era el de limitar la movilidad de los trabajadores migrantes y evitar que cambiasen de lugar de trabajo. De esa manera, impedían que los trabajadores se desplazaran de una mina a otra para negociar el salario. Los “siervos” estaban obligados a poseer un pase donde se especificaba su lugar de trabajo, si habían o no concluido con el contrato y si podían abandonar la ciudad. Esta ley de pase fue cumplimentada con la creación de tribunales especiales en los que poder juzgar con rapidez a aquellos infractores de la “Ley de Paso”. Dichos juzgados fueron la base de los tribunales segregacionistas del siglo XX. También se obligó a los trabajadores africanos a residir en “lugares especiales” o guetos en la ciudad de Kimberley, finalmente en 1886 se les confinó en recintos cerrados y vigilados de los que no podían salir hasta que no hubiesen finalizado su contrato en la mina. Todas estas prácticas discriminatorias constituyeron la base de la segregación racial que imperó en África del Sur en el siglo XX. Las condiciones de vida de la población africana en la Colonia del Cabo eran cada vez más precarias, y aunque sobre el papel la política oficial británica decía que todas las personas independientemente de su raza eran iguales, la práctica judicial era discriminatoria y opresiva para la población de color.

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LA MINA DE DIAMANTES KIMBERLEY

Por otra parte, surgen tensiones entre los colonos británicos y los Boers, propietarios de granjas, y el gobierno británico. La mano de obra en el campo escaseaba ya que los granjeros no podían competir con los sueldos ofrecidos en las minas. Sin peones que cultivaran la tierra, los agricultores no podían producir los alimentos que la ciudad de Kimberley y sus alrededores requerían por lo que presionan al gobierno británico para que expropiase por la fuerza las tierras en propiedad de los africanos . Entre los años 1870 y 1880, el gobierno británico se lanzó a una serie de guerras contra las diversas poblaciones autóctonas ( zulú , tswana, xhosa, etc) con el fin de someterlas por la fuerza y confiscar sus tierras, dándoselas posteriormente a los colonos. De esa manera, sin tierras propias con las que poder subsistir, las poblaciones africanas tuvieron que emigrar para buscar trabajo en las granjas de los colonos o en las minas, y someterse a las duras condiciones de vida, hacinamiento y bajos sueldos. La Colonia del Cabo experimentó en tan sólo dos décadas un enorme crecimiento económico y demográfico gracias a la industria del diamante. Este motor de desarrollo se ve potenciado por el descubrimiento en 1886 de depósitos de oro en el Witwatersrand, popularmente llamado “Rand”, cerca de lo que hoy conocemos como Johannesburgo.

Los empresarios ingleses vieron aquí otro filón de negocio, adquiriendo rápidamente los depósitos auríferos con la fortuna que habían hecho con los diamantes y creando una serie de empresas de extracción de oro. Siguiendo el mismo patrón de inversión extranjera que se hizo en las minas de diamante, la industria del oro terminaría empleando a más de 100.000 trabajadores africanos. A finales de la década de 1890, la producción de oro de África del Sur constituía una quinta parte de la producción mundial de oro. Fue tal el auge experimentado, que Johannesburgo pasa a convertirse en la ciudad más grande en el sur de África. Este es el comienzo, como ya dijimos día atrás, de una historia llena de aristas. El maravilloso mundo de los diamantes, que entronca con la el mundo del oro, es realmente apasionante y no deja indiferente a nadie, en unos casos por su gran interés y misterio, y en otros porque la codicia de algunos ha llevado a ensombrecer lo que tiene de bello. El próximo capítulo estará dedicado a temas que no dejarán indiferente a nadie.